Es una manera lúdica de acercar los niños a los libros, la lectura, la narración oral y a las librerías.
Los niños son un público exigente pero al mismo tiempo muy agradecido. Cada cuentacuento fue diferente porque había que adaptarse al número de niños presentes, sus edades, a su nivel de participación y otro montón de detalles. Pero de todos nos llevamos una grata experiencia.
Los niños (los papís también) disfrutaron de las lecturas.
Por todo ello, este 2018 intentaremos organizar unos cuantos más.
Seguidnos en las redes sociales para conocer con suficiente antelación de las actividades que iremos organizando.
A esto le llamo yo un público entregado :-)
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